domingo, 19 de abril de 2020

Decirle si a la vida



"A pesar de todo, decir siempre si a la vida"

Este libro de Frankl, si a la vida, se han vendido ya miles de copias en alemán y ahora está apareciendo la edición en inglés.
"En marzo de 1946, sólo once meses después de su liberación del campo de concentración, Frankl dio una serie de charlas en la universidad popular de Ottakring. Tres de las charlas aparecieron en forma de libro ese mismo año. Este clásico ha sido repuesto por la editorial Beltz. El libro también se publicará en inglés en abril de 2020" (Dr. Franz J. Vesely)

Es necesario encontrar soporte y apoyo en esta crisis mundial de la salud, que ha puesto en cuarentena obligatoria a casi todos las personas.
Un pensamiento que refleja la calidad humana de Viktor Frankl, se encuentra en los párrafos que a continuación podemos leer, de su libro "El Hombre en Busca de Sentido". En dichos párrafos Frankl escoge dar animos a las personas, apoyo en su insufrible situación, y ya que nosotros estamos en mucho mejores condiciones, podemos ciertamente, favorecer y acrecentar nuestra salud mental y emocional, buscando trascender, encontrando lo que la vida nos pide a nosotros en esta situación. "A pesar de todo, decir siempre si a la vida"

EXTRACTO DE UNA PARTE DEL LIBRO FRANKL: Una palabra a tiempoLas oportunidades para la psicoterapia colectiva eran limitadas. El ejemplo correcto era más efectivo de lo que pudieran serlo las palabras. Los jefes de barracón que no eran autoritarios, por ejemplo, tenían precisamente por su forma de ser y actuar mil oportunidades de ejercitar una influencia de largo alcance sobre los que estaban bajo su jurisdicción. La influencia inmediata de una determinada forma de conducta es siempre más efectiva que las palabras. Pero, a veces, una palabra también resulta efectiva cuando la receptividad mental se intensifica con motivo de las circunstancias externas. Recuerdo un incidente en que hubo lugar para realizar una labor terapéutica sobre todos los prisioneros de un barracón, como consecuencia de la intensificación de su receptividad provocada por una determinada situación externa.Había sido un día muy malo. A la hora de la formación se había leído un anuncio sobre los muchos actos que, de entonces en adelante, se considerarían acciones de sabotaje y, por consiguiente, punibles con la horca. Entre estas faltas se incluían nimiedades como cortar pequeñas tiras de nuestras viejas mantas (para utilizarlas como vendajes para los tobillos) y "robos mínimos. Hacía unos días que un prisionero al borde de la inanición había entrado en el almacén de víveres y había robado algunos kilos de patatas. El robo se descubrió y algunos prisioneros reconocieron al "ladrón". Cuando las autoridades del campo tuvieron noticia de lo sucedido, ordenaron que les entregáramos al culpable; si no, todo el campo ayunaría un día. Claro está que los 2500 hombres prefirieron callar. La tarde de aquel día de ayuno yacíamos exhaustos en los camastros. Nos encontrábamos en las horas más bajas. Apenas sé decía palabra y las que se pronunciaban tenían un tono de irritación. Entonces, y para empeorar aún más las cosas, se apagó la luz. Los estados de ánimo llegaron a su punto más bajo. Pero el jefe de nuestro barracón era un hombre sabio e improvisó una pequeña charla sobre todo lo que bullía en nuestra mente en aquellos momentos. Se refirió a los muchos compañeros que habían muerto en los últimos días por enfermedad o por suicidio,pero también indicó cuál había sido la verdadera razón de esas muertes: la pérdida de la esperanza. Aseguraba que tenía que haber algún medio de prevenir que futuras víctimas llegaran a estados tan extremos. Y al decir esto me señalaba a mí para que les aconsejara.Dios sabe que no estaba en mi talante dar explicaciones psicológicas o predicar sermones a fin de ofrecer a mis camaradas algún tipo de cuidado médico de sus almas.Tenía frío y sueño, me sentía irritable y cansado, pero hube de sobreponerme a mí mismo y aprovechar la oportunidad. En aquel momento era más necesario que nunca infundirles ánimos. 
 Asistencia psicológica Seguidamente hablé del futuro inmediato. Y dije que, para el que quisiera ser imparcial, éste se presentaba bastante negro y concordé con que cada uno de nosotros podía adivinar que sus posibilidades de supervivencia eran mínimas: aun cuando ya no había epidemia de tifus yo estimaba que mis propias oportunidades estaban en razón de uno a veinte. Pero también les dije que, a pesar de ello, no tenía intención de perder la esperanza y tirarlo todo por la borda, pues nadie sabía lo que el futuro podía depararle y todavía menos la hora siguiente. Y aun cuando no cabía esperar ningún acontecimiento militar importante en los días sucesivos, quiénes mejor que nosotros, con nuestra larga experiencia en los campos para saber que a veces se ofrecían, de repente, grandes oportunidades, cuando menos a nivel individual. Por ejemplo, cabía la posibilidad de que, inesperadamente, uno fuera destinado a un grupo especial que gozara de condiciones laborales particularmente favorables, ya que este tipo de cosas constituían la "suerte" del prisionero.Pero no. sólo hablé del futuro y del velo que lo cubría. También les hablé del pasado: de todas sus alegrías y de la luz que irradiaba, brillante aun en la presente oscuridad. Para evitar que mis palabras sonaran como las de un predicador, cité de nuevo al poeta que había escrito: “Was du erlebt, kann keine Macht der Welt dir rauben, ningún poder de la tierra podrá arrancarte lo que has vivido.” No ya sólo nuestras experiencias, sino cualquier cosa que hubiéramos hecho, cualesquiera pensamientos que hubiéramos tenido, así como todo lo que habíamos sufrido, nada de ello se había perdido, aun cuando hubiera pasado; lo habíamos hecho ser, y haber sido es también una forma de ser y quizá la más segura.Seguidamente me referí a las muchas oportunidades existentes para darle un sentido a la vida. Hablé a mis camaradas (que yacían inmóviles, si bien de vez en cuando se oía algún suspiro) de que la vida humana no cesa nunca, bajo ninguna circunstancia, y de que este infinito significado de la vida comprende también el sufrimiento y la agonía, las privaciones y la muerte. Pedí a aquellas pobres criaturas que me escuchaban atentamente en la oscuridad del barracón que hicieran cara a lo serio de nuestra situación. No tenían que perder las esperanzas, antes bien debían conservar el valor en la certeza de que nuestra lucha desesperada no perdería su dignidad ni su sentido. Les aseguré que en las horas difíciles siempre había alguien que nos observaba —un amigo, una esposa, alguien que estuviera vivo o muerto, o un Dios— y que sin duda no querría que le decepcionáramos, antes bien, esperaba que sufriéramos con orgullo —y no miserablemente— y que supiéramos morir.Y, finalmente, les hablé de nuestro sacrificio, que en cada caso tenía un significado. En la naturaleza de este sacrificio estaba el que pareciera insensato para la vida normal, para el mundo donde imperaba el éxito material. Pero nuestro sacrificio sí tenía un sentido. Los que profesaran una fe religiosa, dije con franqueza, no hallarían dificultades para entenderlo. Les hablé de un camarada que al llegar al campo había querido hacer un pacto con el cielo para que su sacrificio y su muerte liberaran al ser que amaba de un doloroso final. Para él, tanto el sufrimiento como la muerte y, especialmente, aquel sacrificio, eran significativos. Por nada del mundo quería morir, como tampoco lo queríamos ninguno de nosotros. Mis palabras tenían como objetivo dotar a nuestra vida de un significado, allí y entonces, precisamente en aquel barracón y aquella situación, prácticamente desesperada. Pude comprobar que había logrado mi propósito, pues cuando se encendieron de nuevo las luces, las miserables figuras de mis camaradas se acercaron renqueantes hacia mí para darme las gracias, con lágrimas en los ojos. Sin embargo, es preciso que confiese aquí que sólo muy raras veces hallé en mi interior fuerzas para establecer este tipo de contacto con mis compañeros de sufrimientos y que, seguramente, perdí muchas oportunidades de hacerlo. VIKTOR FRANKL,"EL HOMBRE EN BUSCA DE SENTIDO", Pag,104-107

viernes, 10 de abril de 2020

"El hombre en busca de sentido"


Para la Logoterapia y el Análisis existencial, creada por Viktor Frankl, médico y psiquiatra, doctor en filosofía, uno de sus libros más impactantes ha sido "El hombre en busca de sentido", traducido a más de 20 idiomas, uno de los libros más leídos en  todo el mundo.


Viktor Frankl en su libro “El hombre en busca de sentido",  analiza la existencia provisional, que describe como una vivencia de existencia sin ningún propósito. 

El prisionero perdía la fe de recuperar su libertad y por ello no podía ubicarse en un tiempo futuro ni metas a realizar. Su existencia se volvía provisional, y sufría una confusión del tiempo, que cambiaba toda la estructura de su vida íntima, afectando su sentido de la vida, y llevándole muchas veces a la muerte porque pierde el deseo de vivir:
El  hombre  que  no  podía  ver  el  fin  de  su  "existencia  provisional", tampoco  podía  aspirar  a  una  meta  última  en  la  vida.  Cesaba  de  vivir  para  el  futuro  en contraste  con  el  hombre  normal.  Por  consiguiente  cambiaba  toda  la  estructura  de  su  vida íntima. (1959, p.52)
Señala que esta experiencia es similar en los trabajadores en paro, los cuales sufren de una particular deformación del tiempo, -el  tiempo  íntimo-  que  es resultado de su condición de parados. (Su  existencia  es provisional en ese momento y, en cierto sentido, no puede vivir para el futuro ni marcarse una  meta, 1959, p.52)

Asimismo, señala la experiencia de personas que viven en  condiciones psicológicas  semejantes;  es  decir,  los  enfermos   en  un  sanatorio, al no saber cuando se les dará de alta, tienen una experiencia semejante de existencia provisional, sin ningún futuro, ni meta.

Esta pérdida del sentido de la vida, Frankl la relaciona con un debilitamiento espiritual, que es el soporte de fortaleza interior de la persona. Es en la dimensión espiritual donde realmente existimos, en esperanza, metas, aspiraciones, es una visión optimista del sentido de la vida proyectada al futuro. Ante una realidad opresora e inevitable, se puede oponer el espíritu humano, soporte de la vida, con la actitud que rescate la humanidad y la posibilidad de libertad que aún queda, anteponiendo la fuerza del espíritu ante lo trágico del destino.

Encontramos nuestra unicidad, cuando asumimos responsablemente la existencia.
Buscamos el sentido de la vida, asumiendo dar respuestas significativas ante la vida, la cual tiene una estructura de significado y un sentido que hay que buscar trascendiéndonos a nosotros mismos, (Marshall, María, & Edward, 2012).
La experiencia del tiempo, y la existencia provisional, están íntimamente unidas, ya que el no encontrar un futuro ni tener metas lleva a falta de sentido en la vida y la confusión del tiempo. Se experimenta como no significativa la experiencia, sin sentido, siendo cada vez más irreal, y perdiendo su original integridad. 

La experiencia se vive como no significativa, fragmentaria, insignificante, pasajera, efímera y vacía, contrastando con los momentos significativos de plenitud en la vida, (que aparece nítidamente en la analítica temática de la existencia, y que necesita por su parte de la luz que viene de la plena aclaración del ser, (Heidegger, 1924).

Siempre está el peligro de no llegar a descubrir o encontrarse con las posibilidades de la existencia, no descubrir o encubrir las posibilidades de nuestro ser, lo que puede hacerse si se encuentra nuestra existencia con otros existentes en una recíproca relación de riqueza espiritual y que encuentre esa vida su específico sentido y valor. 

Por ello “el análisis existencial trata de despertar las posibilidades de la vida en la existencia, lo que representa una orientación humanista-antropológica de terapia y de investigación. (Logoterapia y Análisis Existencial p. 62)

Lo que siente la población, con el aislamiento obligatorio, puede ser frustración, tal vez soledad, se van debilitando sus vínculos relacionales, amistosos, sentimentales, por la falta de la presencia y del contacto
La persona puede sentir miedo de morir, rabia de la limitación, falta de compromiso con los valores sociales, una actitud de poco  me importan los demás,
Es posible que tenga sensaciones algo nuevas o extrañas, nunca había pensado tanto, nunca había tenido tan poca presión por hacer las cosas, siente que el tiempo no pasa, o que no importa que dia que hora es, tal vez se descuide en lo personal, o tal vez, sienta soledad y depresión.
Entonces van apareciendo señales y síntomas de un agotamiento emocional y de un cansancio extremo, que cuidado, se asocia muchas veces con ¿no habré adquirido el virus? De hecho, ¿que me pasaría si me enfermo, y tal vez pueda morir?
Entonces a todos nos hace falta revisar algunas ideas de la Resiliencia en época de pandemia y aislamiento social, revisar los valores que expuso Viktor Frankl para salir adelante, incluso en situaciones extremas, y eso vamos a hacer. Hay que escoger un trabajo con nosotros mismos. Tener un porque vivir, una meta, un horizonte, ponerse un empeño, un trabajo (en casa), vincularse de otra manera por medio de internet, celular, aprender algo, orar, meditar, y sanar sus vínculos, perdonar, ayudar y servir en algún voluntariado...
La cura espiritual, es enfocarse en los límites superiores de nuestra vida, sus grandes motivaciones trascendentales. Podemos ver en el decurso de nuestra existencia, lo que hemos buscado siempre, cuáles han sido nuestros logros, y por qué podríamos incluso estar contentos y satisfechos de lo vivido aunque fuera solo eso y nada más. 
Reconciliarse consigo mismo es importante, aceptarme, vincularme en forma nueva y más sana con la experiencia vivida, ya está ahí, buena o mala, es intocable, y eso hay que darle un nuevo significado, tal vez con ayuda d la terapia, podemos recoger los pasos de lo vivido y poner orden en nuestra estructura existencial o encontrar el sentido de la vida vivida. "Hay mucho por hacer y lo que queda por delante es reconstruir los vínculos afectivos con el prójimo, con una nueva mirada",(Arciniega)
La experiencia tomada como un aprendizaje, nos sana nos redime de los errores cometidos, si la vida fuera eterna o se volviera siempre a reiniciar el tiempo y repetir todo, sería insufrible, pero como lo pasado permanece “salvado e intocado” los logros estarán ahí, los errores no deben desgastarnos mirando hacia adelante, la vida que queda por vivirse, el tiempo futuro, aún nos espera.

Frankl propone la fuerza espiritual, para la lucha, la fuerza inconstrastable del espíritu humano, que se opone incluso a las limitaciones corporales y físicas, y que logra la superación y la trascendencia de los problemas, al encontrarle un sentido, un significado por el cual, vale la pena seguir vivo y luchar.
El dolor sin un sentido, nos aniquila, se deja vencer y puede morir; si tiene un motivo, un sentido se puede aceptar el sufrimiento, que no es bueno pero puede ayudar a formar una nueva actitud, valorar, trascender, empezar de nuevo.
Poema de Mario Benedetti, escrito hace años, pero que se aplica a nuestra situación en la pandemia que nos aflige:
"Cuando la tormenta pase y se amansen los caminos

y seamos sobrevivientes de un naufragio colectivo. 
Con el corazón lloroso y el destino bendecido
nos sentiremos dichosos tan sólo por estar vivos.
Y le daremos un abrazo al primer desconocido
y alabaremos la suerte de conservar un amigo. 

Y entonces recordaremos todo aquello que perdimos 
y de una vez aprenderemos todo lo que no aprendimos.
Ya no tendremos envidia pues todos habrán sufrido. 
Ya no tendremos desidia 
Seremos más compasivos. Valdrá más lo que es de todos que lo jamas conseguido
Seremos más generosos Y mucho más comprometidos.
Entenderemos lo frágil que significa estar vivos
Sudaremos empatía por quien está y quien se ha ido.
Y todo será un milagro Y todo será un legado Y se respetará la vida, la vida que hemos ganado. 
Cuando la tormenta pase te pido Dios, apenado, que nos devuelvas mejores, como nos habías soñado".
     Mario Benedetti



 Miguel Angel Molla Madueño

Psicólogo clínico, MA -Logoterapeuta


Email: migmolla@gmail.com   celular: 997896095

Psicólogo Licenciado por la Pontificia Universidad Católica del Perú. Egresado del Doctorado en Psicología de la Universidad Complutense de Madrid y Diplomado en Estudios Avanzados-DEA en dicha Universidad. Investigador, docente y psicoterapeuta especializado en investigación sobre Identidad, problemática juvenil y desarrollo Humano. Profesor de la Pontificia Universidad Católica del Perú y de la Universidad Peruana Cayetano Heredia. Magister, por la Pontificia Universidad Católica del Perú (en aprendizaje, cognición y desarrollo). Logoterapeuta Diplomado por el Instituto Viktor Frankl de Viena, participante en Seminario con la presencia de Viktor Frankl en Roma,  y entrenado en otras terapias humanistas en Italia (Psicodrama, Gestalt, Musicoterapia, Bonding Therapy, en Comunidad Terapéutica, con supervisión de expertos internacionales). 

Lima, Abril 2020.